«He llegado a la conclusión de que las mujeres somos más poderosas que los varones, podemos mucho más, no solo porque tenemos la inteligencia necesaria y suficiente, sino porque tenemos el corazón, ese fuego, que bien canalizado, crea universos enteros. Siempre se nos ha catalogado de ser extremadamente emocionales, como si fuera algo negativo, algo que debería avergonzarnos, pero no… gracias al cielo que no. Es una gran bendición, pues es lo que nos hace diferente, que decidamos diferente, nos da ese plus para hacer todo extraordinario. Así somos, y… ¡qué alegría!
La experiencia, las relaciones, los libros leídos (devorados entusiastamente), entre ellos: «ACADEMIA DE MUJERES» de Silvia Pérez Trejo y «COMER, REZAR y AMAR» de Elizabeth Gilbert abrieron mi mente y me enseñaron una verdad que una la siente muy adentro, aunque le cuesta descifrarla, le cuesta creer que pueda ser cierta, que alguien a quien una ama, pueda llegar a ser de tal manera. Esta verdad es la siguiente: los varones sienten realmente envidia de las mujeres que somos y mucho miedo de las mujeres en las que podríamos convertirnos, de ese divino potencial que tenemos y no lo explotamos, ya sea, por equipararnos a la pareja, por mandatos sociales, por falta de confianza en una misma y sobre todo de amor, de ese famoso amor propio frase tan utilizada, tan de moda, tantas veces repetida, pero ¿lo ponemos en práctica? ¿Nos amamos? ¿Nos miramos al espejo y vemos lo increíble que somos? O ¿necesitamos que alguien nos lo diga? ¿Ese supuesto príncipe azul que nos metieron en la cabeza desde niñas?
Tuve la gran oportunidad de ser partícipe de la 1ª ACADEMIA DE MUJERES de la ciudad de La Banda (provincia de Santiago del Estero, Argentina), espacio que permitió que reafirmara ideas que ya tenía en mente, que adquiriera muchas nuevas y me enseñó que la mejor aliada de una mujer, es otra mujer. Aprendí acerca de la sororidad, esa hermandad entre las mujeres, esa solidaridad, sobre todo en esta sociedad tan patriarcal como la santiagueña, tan lenta para los cambios… lo importante es que llegan, las transformaciones llegan y penetran en lo más hondo, cambiando para siempre nuestra manera de actuar. Es tiempo de hacer que las cosas sucedan, de conquistar más espacios, no nos lo regalarán, eso está demostrado. ¿Por qué el límite en los cargos políticos por ejemplo…? Por solo plantear una pregunta, entre miles.
Es momento de que dejemos de comportarnos como víctimas, de ir por lo que queremos y soñamos, no apagar nuestro brillo para complacer al de al lado (sea quien sea, familiar, compañero, amigo, conocido, jefe). Cuestión del otro si le da miedo, envidia, terror. A fin y al cabo, solo tenemos esta oportunidad, este hoy (presente, obsequio del Universo). Construir siempre, desde nuestro interior, superando cualquier límite. Dando a conocer nuestra voz. Nunca más sumisas. Procurando siempre elegir, usando nuestra capacidad de discernimiento, sintiendo cada paso… admirando el paisaje.
Comparto esto que encontré por allí: «La mujer en la que te estás convirtiendo te costará personas, relaciones, espacios y cosas materiales; elígela por encima de todo».
Personalmente, agradezco todas y cada una de las situaciones que me pasaron, sin ellas no me hubiera transformado en quien hoy soy. Indudablemente no hubiera conocido a mujeres tan maravillosas, como Silvia Pérez Trejo, que me animó a expresarme, a poder dar a conocer lo que siento y que llegó a mi vida en el momento justo. Sincronicidades del Universo. Hermosas señales, para indicar que el camino es este. Mirarse interiormente, ser verbo, sacarle el jugo a cada día. ¡Siempre es hoy! Y por sobre todas las cosas, disfrutar el hecho de ser mujer, una mujer completa. Una gracia divina, revelada a tiempo.
Gracias, gracias, gracias».
La Banda, agosto de 2019.
*Este artículo fue escrito por DANIELA GUTIÉRREZ una de las participantes de la 1ª ACADEMIA DE MUJERES de la ciudad de La Banda (provincia de Santiago del Estero, Argentina).
Celeste
9 Mar 2020Hermosas palabras de una hermosa mujer!
silviap4
13 Ene 2021¡Muchas gracias!