Academia de Mujeres - Silvia Pérez Trejo

EL SÍNDROME DE LA AMA DE CASA

Ustedes no pueden imaginarse cuántos millones de mujeres en el mundo entero, tristes y abatidas, son víctimas de unos matrimonios infelices y son chantajeadas para cumplir con el bien social y familiar. Muchas de ellas se reconocerán en los síntomas del «síndrome de la ama de casa».

  •  Observé que el ejemplo de mi madre es uno de tantos. Se casó a los 21veintiún años con el único novio que tuvo; una niña jugando a ser mayor, pero con una inmensa carga encima y con terribles deberes que cumplir, como correspondía a una joven decente y de buena familia. Pero todo ese estrés por ser mujeres perfectas, olvidándose de sus propios objetivos, deriva en una serie de síntomas denominado «síndrome de la ama de casa» y que se puede observar hasta nuestros días. Las mujeres, en general, son las consumidoras por excelencia de psicofármacos y analgésicos. Las jaquecas, migrañas y dolores musculares de las mujeres seguramente tienen un origen emocional o de frustración.
  • De igual manera, buena parte de la población de las mujeres sufren de depresiones, de ansiedad y estrés emocional permanente.
  • «Aunque a simple vista pueda no parecerlo, lo cierto es que la de ama de casa es una profesión bastante arriesgada. Factores como la excesiva carga de trabajo, su monotonía, el alto nivel de dedicación, sin horarios ni calendario, la falta de reconocimiento familiar y social, y el hecho de que sean tareas realizadas en su mayor parte en solitario, sin contacto social, producen en una parte de las mujeres sentimientos de vacío, soledad, insatisfacción, frustración, inutilidad e infravaloración, tristeza, baja autoestima y agotamiento tanto físico como psíquico. Este cuadro, que se ha dado en llamar «el síndrome del ama de casa», puede variar desde manifestaciones más leves, de poca importancia, hasta casos graves en los que desemboque en un auténtico trastorno mental, como una depresión, una adicción al alcohol, el juego o las compras (como un manera de obtener una compensación), o un trastorno obsesivo-compulsivo, con ideas repetitivas de orden y limpieza, y el consiguiente desarrollo de conductas que no pueden dejar de realizarse con ese mismo tema de orden y limpieza. Por desgracia, no se ha realizado en nuestro país, ninguna investigación sobre el número de mujeres que podrían estar afectadas por este síndrome en sus distintos niveles de gravedad».
  • Marisa Bosqued. «Superwoman. El estrés en la mujer»
Portrait of happy young couple cooking Christmas cookies at home.
  • En conclusión, el «síndrome del ama de casa» es un trastorno psicológico asociado a las labores en el hogar y al cuidado de los hijos.
  • Aunque no está catalogado como un trastorno mental, el síndrome del ama de casa es un término que aparece en la literatura psicológica para referirse a una serie de alteraciones psíquicas y físicas asociadas al desempeño de las tareas del hogar. En síntesis, podría concretarse en una conjunción de las cuatro situaciones depresivas por excelencia: la separación o pérdida de un ser querido, estrés crónico, el aislamiento y la  inestabilidad.
  • Pero para mí, la teórica que mejor describe este malestar de las amas de casa es Betty Friedan en su libro «La mística de la femineidad» en el que se explaya sobre esta cuestión que tanto dolores y frustración acarrea a las mujeres y que somos incapaces de rebelarnos para que nos nos tilden de «malas madres», «malas esposas», «malas mujeres» y asumimos toda esta labor casi en solitario.
  • Por suerte, en las nuevas generaciones, los hombres asumen un mayor compromiso en el reparto de las tareas del hogar, pero todavía falta mucho más avance en este sentido.
  • Betty Friedan hizo destacados aportes filosóficos. En su libro planteó la visión de las mujeres como seres psíquicos que configuran su identidad individual –al hilo de sus relaciones sociales– afrontando lo que denominó «el problema que no tiene nombre» manifestado en autodestructivas patologías como la ansiedad, el alcoholismo, un desmedido deseo sexual, neurosis o, incluso, con el suicidio, propiciadas por la imposición de estereotipos que en la sociedad estadounidense de la posguerra, relegaban a la mujer a su papel de esposas y madres ajenas a todo lo que ocurriera fuera del hogar. En este punto, y para graficar en toda su dimensión estos conceptos, recomiendo la impactante película Revolutionary Road, dirigida por Sam Mendes y con las potentes actuaciones de Kate Winslet y Leonardo DiCaprio, en la que sus protagonistas reproducen fielmente y de manera trágica los postulados de Betty Friedan.

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